Todos los niños pueden tener, a partir del primer año de edad, momentos o ataques de agresividad que junto con los impulsos contrarios, es decir, de cariño y amor, son el primer bagaje emocional que traen al nacer. Son reacciones adaptativas e incluso necesarias para la supervivencia y el desarrollo normal y deben ser “vividas” por el propio niño. El problema surge cuando esa agresividad se mantiene en el tiempo, se convierte en la forma habitual de resolver sus conflictos, de llamar la atención o de conseguir lo que quiere.
En su primera etapa de vida, el niño aún no sabe bien qué puede y que no puede hacer. Esto le desconcierta y le provoca inseguridad. Esta agresividad inicial puede ser entendida, en un primer momento, como una forma de pedir límites para obtener dicha seguridad.
Sin embargo la situación cambia cuando esa misma actitud agresiva se convierte en una herramienta poderosísima y tremendamente eficaz para conseguir sus deseos. Esa utilidad aparente (real en algún momento) pasa a ser fuente de frustraciones y problemas de comunicación y relación social, llegando a impedir una adecuada integración, contribuir a un futuro fracaso escolar y en casos extremos ser la base de una conducta antisocial que pueda desarrollarse en la adolescencia y edad adulta.
Este blog se ha creado con la intención de proporcionar conocimiento sobre aquellos problemas de conducta cotidianos que sufren nuestros niños durante la infancia. Según los profesionales de la salud, los Trastornos de Conducta son aquellos problemas que tienen nuestros niños cuando tienen dificultades para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan.
¿Qué hacer para corregir los problemas de comportamiento?
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