Esta actitud suele aparecer en el periodo que va de 1 a 3 años. Puede tener diferentes causas (ansiedad, disciplina excesiva, estar echando los dientes o su manera particular de conseguir atención) pero no debe permitirse.
• El morderle nosotros para que “vea cómo se sienten los demás” no evitará que continúe haciéndolo. Incluso podrá aumentar su comportamiento agresivo.
• Cuando muerda a otros niños procurar no jugar ni prestarle atención durante un tiempo breve (4 ó 5 minutos). Aprenderá que con ese comportamiento no obtiene “cosas agradables”.
• Adaptar nuestra respuesta a su edad: a un niño de 3 años es posible hablarle indicándole por qué no es correcto morder pero uno de menor edad no lo entenderá.
• Usar un tono firme y desaprobatorio de la conducta pero con calma y tranquilidad.
• Si el médico no encuentra causa orgánica acudir a un psicólogo: nos ayudará a ver y corregir los posibles fallos en nuestro actuar y propondrá la mejor forma, adaptada a nuestro hijo, de solucionar el problema.
Normalmente llamamos rabieta a un berrinche, un enfado que suele durar poco y que está motivado por cosas sin importancia. Ante una rabieta es muy importante c´pmo actuemos, algunas recomendaciones son:
• No prestarle atención cuando se produce: cuando veamos que disminuye en intensidad continuar con lo que se estaba haciendo con normalidad, sin nombrar para nada lo ocurrido.
• En caso de que se prolongue excesivamente (su paciencia y energía son infinitamente mayores que las nuestras) puede usarse, por ejemplo, la técnica del “Tiempo Fuera”: llevarle a su habitación o lugar donde podamos controlarlo sin que se de cuenta y donde esté sentado o quieto hasta que ponga fin a la rabieta.
• Aprender cuándo y dónde se producen con más frecuencia las rabietas: si es en un lugar público con más gente, si es cuando estamos más cansados…
• No creer, aunque nos lo digan, que una rabieta “es algo normal”. Más bien es algo aprendido anteriormente porque al niño le sirvió para obtener lo que quería.
Todos los niños pueden tener, a partir del primer año de edad, momentos o ataques de agresividad que junto con los impulsos contrarios, es decir, de cariño y amor, son el primer bagaje emocional que traen al nacer. Son reacciones adaptativas e incluso necesarias para la supervivencia y el desarrollo normal y deben ser “vividas” por el propio niño. El problema surge cuando esa agresividad se mantiene en el tiempo, se convierte en la forma habitual de resolver sus conflictos, de llamar la atención o de conseguir lo que quiere.
En su primera etapa de vida, el niño aún no sabe bien qué puede y que no puede hacer. Esto le desconcierta y le provoca inseguridad. Esta agresividad inicial puede ser entendida, en un primer momento, como una forma de pedir límites para obtener dicha seguridad.
Sin embargo la situación cambia cuando esa misma actitud agresiva se convierte en una herramienta poderosísima y tremendamente eficaz para conseguir sus deseos. Esa utilidad aparente (real en algún momento) pasa a ser fuente de frustraciones y problemas de comunicación y relación social, llegando a impedir una adecuada integración, contribuir a un futuro fracaso escolar y en casos extremos ser la base de una conducta antisocial que pueda desarrollarse en la adolescencia y edad adulta.
1.- Si el niño va hasta la habitación de sus padres, hay que hacerle volver a su cama y meterlo en ella sin demasiadas contemplaciones. Los padres han de ser firmes. Permitir que el niño duerma regularmente en la habitación de los padres puede provocar problemas graves. En muchos casos, los padres lo consideran un hábito difícil de interrumpir cuando se ha iniciado. 2.- Se puede utilizar la "táctica de los apretujones", la finalidad es hacer que el niño se sienta incómodo en la cama ajena y que la suya vaya siendo más atractiva. Consiste en empujarle hacia fuera de la cama, dejándole cada vez menos espacio en la cama, apretujarle sin hacerle daño, darle una patada suave,... 3.- Utilizar recompensas por el hecho de dormir solo o los progresos hacia esa meta. Asegúrese de expresar lo orgulloso que se está de él y que es un "chico mayor". Préstele una atención especial y sea cariñoso con él durante el día. 4.- Hacer su habitación más atractiva, no significa redecorarla sino cambiar algunos aspectos y que el niño sea participe de ellos. 5.- Establecer un horario regular de sueño. 6.- Antes de dormir contarle algún cuento. Se le puede contar alguno relacionado con el problema. 7.- Se puede utilizar un contrato en el que tendrá algún premio por dormir en su habitación, se marcará en un almanaque los días que ha tenido éxito, acordando previamente el premio a final de mes, si se comienza con refuerzos continuos pasar poco a poco a refuerzos intermitentes.
Tranquilícele y déle seguridad Lo que los padres pueden hacer por un niño que sufre pesadillas es despertarle, tranquilizarle y darle seguridad, decirle que todo va bien, que no ocurre nada. Acariciarle y mecerle, pero no dar demasiada importancia a la pesadilla, puesto que de otro modo podría aprender a utilizarla como mecanismo para atraer la atención. No es importante, en este momento, comentar el contenido del sueño. Evite la excitación excesiva Los niños deben tener un periodo de calma v relajación antes de acostarse, no permitirles que vean programas de televisión violentos o de terror, no contarles historias de miedo ni permitir que realicen actividades físicas violentas. Las experiencias de muchos padres sugieren que es de gran ayuda limitar la TV. Comente problemas, miedos y acontecimientos que produzcan tensión Use la conversación v los sueños como datos de cualquier problema que esté sufriendo el niño. Háblele durante el día de sus pesadillas, e intente aliviar sus miedos e inquietudes. Sea previsor y prepare al niño con antelación para acontecimientos que sean susceptibles dc causarle tensión, tales como la vuelta a la escuela después de las vacaciones o el salir de viaje. Los miedos en los niños son muchas veces causados por la falta de información. Tome medidas para las pesadillas repetitivas Si el niño tiene el mismo sueño una y otra vez, puede estar seguro de que siente ansiedad por algo. Anímele a que hable de su sueño y lo represente despierto, pero con un final feliz. Prepare una estrategia nocturna El saberse defendidos de la pesadilla ayuda normalmente a los niños más mayores. Proporciona seguridad el dejar la luz encendida por las noches. Algunos niños pueden luchar mejor contra sus pesadillas rezando una oración determinada cada noche pidiendo protección contra los monstruos; abrazar y dormir con el peluche favorito, etc.
Este blog se ha creado con la intención de proporcionar conocimiento sobre aquellos problemas de conducta cotidianos que sufren nuestros niños durante la infancia. Según los profesionales de la salud, los Trastornos de Conducta son aquellos problemas que tienen nuestros niños cuando tienen dificultades para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan.
¿Qué hacer para corregir los problemas de comportamiento?